La encíclica Laudato si' exhorta con claridad a proteger nuestra casa común con gestos que ayuden a un desarrollo sostenible e integral. En este llamamiento encontramos un eco profético, que la experiencia religiosa cristiana ofrece a nuestro contexto cultural que otros actores no son capaces de proponer. Se trata de las prácticas ascéticas que articulan la praxis histórica de la Iglesia; prácticas -como el ayuno, la abstinencia o la limosna- orientadas a purificar la relación con Dios y con el prójimo en las que la sobriedad, el desprendimiento y la simplicidad de vida articulan una vivencia espiritual integrada. Estas prácticas tradicionales y un tanto minusvaloradas adquieren, sin embargo, gran relevancia a la luz de un planeta sobreexplotado, con recursos finitos y una gran desigualdad socioeconómica.

La íntima relación entre las personas más pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que todo está interconectado, la crítica a prácticas utilitaristas que excluyen, nos interpelan a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de los sacramentos y la propuesta de un nuevo estilo de vida.

1. SER CREYENTE EN LA SOCIEDAD ACTUAL

Ser creyente hoy significa que no podemos desentendernos de nuestro entorno, de nuestro mundo, como nos señala el papa Francisco en su encíclica Laudato si´. En las  circunstancias que nos toca vivir, este documento nos interpela, no es uno más, sino un texto que nos pide una atención especial hacia nuestra "Casa Común", la Tierra.

Hemos crecido pensando - nos dice el papa Francisco -que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22)". (LS 2).

Todas las personas estamos llamadas a una conversión ecológica, pues la destrucción del ambiente humano es muy seria. Esta situación preocupa a mucha gente del mundo de la filosofía de la ciencia, de la teología. Ante esta realidad no podemos permanecer indiferentes; se nos pide un cambio en nuestros hábitos de consumo. El Papa nos insta a colaborar para construir y cuidar nuestra casa común. Necesitamos una solidaridad universal nueva, que sea expresión de nuestro vivir como creyentes.

2. LO QUE ESTÁ PASANDO EN NUESTRA TIERRA

Creemos que es importante preguntarnos como creyentes ¿En qué medida estamos contribuyendo al deterioro actual de nuestra casa común?

Con nuestra despreocupación e indiferencia, con nuestro desinterés e ignorancia, que pueden nacer de una cómoda y egoísta adaptación a los modos de vida que nos propone la sociedad actual, contribuimos al deterioro medioambiental. Muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen acabar frustrados no sólo por el rechazo de quienes ostentan el poder, sino también por la falta de interés del resto. Las actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre las personas creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas.

Algunos de los problemas a los que estamos contribuyendo con nuestras actitudes y comportamientos diarios son los siguientes:

a. Contaminación y cambio climático.

La contaminación es una realidad en nuestro mundo: el humo de las industrias y de los medios de transporte, la degradación del suelo y de las aguas por los fertilizantes, los insecticidas, los vertidos y los residuos de todo tipo que generamos, muchos de ellos no biodegradables, etc. Las señales del cambio climático al que estamos asistiendo nos deben hacer reflexionar.Estas realidades afectan a toda la humanidad, en especial a las personas más vulnerables.

b.  El problema de agua        


Otro de los aspectos que más preocupa en la actualidad es la sobreexplotación y el  agotamiento de los recursos naturales, como es el agua. Somos conscientes de su importancia y de su necesidad. Se está convirtiendo en un bien escaso en muchos lugares delplaneta, donde muchos de sus habitantes no pueden acceder al agua potable y/o sufren las consecuencias de las sequías que repercuten directamente en los medios de vida y en su salud.

c. Pérdida de la biodiversidad

Por un lado, los intereses económicos de la gente más rica, ciegas a todo lo que no sea dinero por suvisión estrecha de la realidad y, por otro, las opciones de vida del conjunto de la sociedad que sigue la estela de sus propuestas de consumo, rompen elequilibrio de los ecosistemas del planeta. Así se arrasan bosques, sedesertizan tierras, se agotan recursos, se rompen o abandonan los ciclosnaturales y se destruye el equilibrio y el curso de los procesos naturales, conafectación a la tierra, al mar y a los seres vivos, incluidos los propios sereshumanos. Todas estas acciones producen pérdidas continuas en la diversidad dela vida del planeta.


d.  Consecuencias de estas
situación

La degradación del medio natural repercute directamente sobre las personas y, de manera especial, sobre las más pobres. Ellas son la mayor parte de la población del planeta, miles de millones de personas, clamando una solidaridad universal que corrija el
endeudamiento al que han sido sometidas por los intereses económicos actuales.

3. LAS CELEBRACIONES EN NUESTRA VIDA SACRAMENTAL


Nuestro seguimiento de Jesús se actualiza permanentemente mediante nuestra vida sacramental. No será posible comprometerse en cosas grandes solo con doctrinas sin una mística que nos anime, sin «unos móviles interiores que impulsan, motivan, alientan y dan sentido a la acción personal y comunitaria» (LS 151). Necesitamos, por tanto, robustecer nuestra vida de fe mediante los sacramentos, que expresan nuestra experiencia religiosa. Y lo hacemos con los elementos que encontramos en la naturaleza,como nos recuerda el papa Francisco: "Los sacramentos son un modo privilegiado de cómo la naturaleza es asumida por Dios y se convierte en mediación de la vida sobrenatural. A través del culto somosinvitados a abrazar el mundo en un nivel distinto. El agua, el aceite, el fuego y los colores son asumidos con toda su fuerza simbólica y se incorporan en la alabanza". (LS 235).

Por tanto, el papa Francisco nos invita a vivir los sacramentos como expresión de nuestra fe en Jesucristo y de nuestro vivir en la comunidad eclesial con sencillez y austeridad, en coherencia con lo que sugiere la Laudato si', sin renunciar al gozo y disfrute festivo, manteniendo su importancia central en nuestra vida, su significación y simbolismo. La espiritualidad cristiana nos propone un modo alternativo de
entender la calidad de vida, y alienta un estilo de vida profético y contemplativo, capaz de gozar  profundamente sin obsesionarnos por el consumo. Tenemos que dejar brotar todas las consecuencias de nuestro encuentro con Jesús en las relaciones con el mundo que nos rodea.

3.1 ALGUNAS PROPUESTAS PARA LAS CELEBRACIONES

Las posibilidades de celebrar los sacramentos de manera auténtica en estas claves de sencillez y austeridad son muchas. Nos gustaría compartir algunas sugerencias para contribuir al sentido de la experiencia sacramental, porque ¿Habías pensado alguna vez que la celebración de un sacramento puede contribuir a la mejora de la vida de otras personas y del planeta (o al menos no contribuir a
empeorarla)?

Algunas de las sugerencias se pueden aplicar más específicamente a un sacramento en concreto,
mientras otras pueden utilizarse indistintamente.

Los bautizos son una celebración en la cual la comunidad cristiana recibe con alegría a un nuevo miembro. Los Evangelios nos muestran a Jesús recibiendo el Bautizo en el Jordán a manos de Juan. No se hace ninguna mención a una gran fiesta, más allá de la alegría de reconocerse como Hijo amado del Padre. Debería ser suficiente. No es necesario convertir esta, o cualquier otra celebración, en un derroche de recursos y en una iniciación al consumismo, más bien al contrario, podemos conseguir que contribuyan a la construcción del Reino.

En las bodas, por ejemplo, regalamos muchos objetos o, simplemente dinero, pero ¿Y sin con nuestros regalos contribuyésemos a mejorar el planeta en el que ha de vivir la nueva pareja y las generaciones futuras? Se puede pedir a las personas invitadas que, en lugar de entregar un regalo, dediquen el importe a apoyar un proyecto o iniciativa social que mejore la vida de las personas más vulnerables del planeta.

Por otro lado, como ya hemos comentado, el papa Francisco nos anima a vivir una vida más austera afirmando que esto es algo clave y necesario para todas las personas creyentes. ¿Te has planteado si es necesario un traje nuevo con un coste excesivo para celebrar el sacramento? A lo mejor se lo podemos pedir prestado a otra persona que lo tenga en el armario guardado sin usar, alquilar uno de segunda mano para ese día o ir vestido con otro tipo de ropa que se pueda reutilizar otros días.

En la celebración de los sacramentos nos hemos acostumbrados a realizar muchos gastos que puede que sean prescindibles o que podrían reducirse. ¿Puedo encontrar un sitio más económico para la celebración? ¿Se puede realizar al aire libre? ¿Es necesario pagar un precio tan elevado por un menú? ¿Son necesarios los lazos en las sillas con el gasto que esto supone? De nuevo, este dinero se podría invertir en proyectos sociales y ambientales.

Un ejemplo más es preguntarnos por el origen de las flores que adornan la ceremonia y contribuir a mejorar la vida de quienes trabajan en el sector, adquiriendo flores de origen certificado como las de FairTrade, de Comercio Justo, o flores no cortadas cuyo cuidado posterior puedan hacerlo las personas invitadas en sus casas. Aunque también podemos plantearnos no usar flores y desarrollar nuestra imaginación en busca de una decoración más original y sostenible.

Podemos también regalar a la pareja la compensación de las emisiones de CO2 del viaje de luna de miel a través de la Fudación ECODES y su proyecto cero CO2  que compensa en dinero esas emisiones invirtiendo en proyectos de energías renovables en áreas empobrecidas.

Si finalmente abres una cuenta bancaria para tu boda, ¿Por qué no hacerlo con una entidad de banca ética? Ya hay varias opciones con las que te animamos a colaborar.

¿Y si se contrata un menú a base de productos ecológicos, buscando cantidades por plato que nos inviten a disfrutar de la comida y no a tener sensación de pesadez? Es importante reducir el desperdicio de alimentos en este tipo de celebraciones. No olvidemos que con la comida que se tira en Europa y Norteamérica podríamos alimentar a todas las personas del planeta que pasan hambre. Otra opción es hacer el menú con productos cercanos o de temporada, también cuidando las cantidades que se ofrecen en cada plato.

¿Qué tal ofrecer vino elaborado por proyectos sociales y licores, cafés e infusiones posteriores de Comercio Justo? ¿Qué tal ofrecer a las personas invitadas un detalle de artesanía local o la aportación a proyectos solidarios? O mejor, nos podemos plantear si es necesario dar un detalle a cada asistente a la
celebración.

¿Y si damos un paso más y celebramos el evento en un lugar que tenga contratada la luz con alguna cooperativa productora de energía renovable y el seguro de responsabilidad social con alguna entidad de la economía social y solidaria?

¿Sería posible tener una celebración de una boda en el mismo salón de la parroquia con un picoteo sobrio y variado dedicando parte del donativo a alguna causa fraterna social o ambiental? En algunas escuelas han comenzado a celebrar las primeras comuniones un viernes por la tarde al terminar el colegio con asistencia de las compañeras y compañeros de clase, de la familia y de las madrinas y padrinos de bautismo. La colecta puede ser en beneficio de las personas más necesitadas del planeta. Sin duda existen más posibilidades. O rompemos moldes o el mundo nos come lo más sagrado. No olvidemos que la sobriedad hace resaltar aquello que es realmente importante. Los signos exteriores de la fiesta (el banquete, las fotografías, la ropa, etc.) deben revelar la presencia de Jesús y recordar el origen y el motivo de la alegría de ese día.

Ideas hay muchas, atrévete a vivir las celebraciones de manera diferente, contribuyendo a preservar nuestra Casa Común y a dañar menos a las personas más empobrecidas y vulnerables que habitan en ella.

3.2 ALGUNAS PREGUNTAS QUE ANIMAN LA REFLEXIÓN

1)  ¿Qué actualidad crees que tiene la encíclica Laudato si' en nuestra vida sacramental?

2) El Papa nos insta a la austeridad, no al despilfarro. ¿Cómo incide esta llamada en nuestra vida sacramental: bautizos, primeras comuniones, confirmaciones, bodas,...?

3) ¿Es posible hacer una reflexión sobre los sacramentos, como expresión y signos visibles de la fe que profesamos, sin que se nos interpele a la conversión personal, comunitaria y eclesial que necesitamos?

4) ¿Habías pensado alguna vez que la celebración de un sacramento puede contribuir a la mejora de la vida de las personas en el planeta?

5) ¿Qué otras ideas concretas se te ocurren para la celebración del sacramento que tengas próximamente?

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