Día de la fraternidad humana
Desde «Enlázate por la Justicia» invitamos un año más a celebrar el Día de la Fraternidad Humana, 4 de febrero, aunando la construcción de la fraternidad y la defensa de la justicia. Esta jornada recuerda la firma del Documento sobre la Fraternidad Humana, tras el fraternal encuentro de 2019 entre el Gran Imán de Al-Azhar y el Papa Francisco en Abu Dabi.
La paz es una necesidad vital para el ser humano. Es imposible avanzar como sociedad cuando el odio, el rencor, la violencia, la ofensa, la exclusión y cualquier elemento de destrucción irrumpe en nuestras relaciones. La Cultura de Paz es una de las líneas fundamentales del plan de trabajo de «Enlázate por la Justicia» para los próximos años.
Celebrar el Día de la Fraternidad Humana es apostar por un camino de paz que nos abre al bien universal. Una paz que no solo está relacionada con la ausencia de conflictos. También los creyentes necesitamos crear caminos de paz, encontrar espacios para actuar juntos por el bien común; es posible un camino de paz para todos, también entre las religiones (Cfr FT 282).
La fe sincera y humilde lleva al respeto de la dignidad y libertad de todas las personas porque reconoce la sacralidad de la vida en todo. Evita cualquier acto de discriminación, odio o violencia. Las convicciones religiosas sobre el sentido sagrado de la vida humana nos permiten «reconocer los valores fundamentales de nuestra humanidad común, los valores en virtud de los que podemos y debemos colaborar, construir y dialogar, perdonar y crecer, permitiendo que el conjunto de las voces forme un noble y armónico canto, en vez del griterío fanático del odio» (FT 283).
Podemos correr el riesgo de deformar cualquier religión cuando nos empeñamos en aspectos dogmáticos, fuera de contexto, que podrían alimentar el odio, la xenofobia, el desprecio, la negación del otro. Las distintas religiones, a partir de la valoración de cada persona como hijo o hija de Dios, ofrecen un aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad. Porque puede partir de la mirada de Dios, que mira con el corazón. Y el amor de Dios es el mismo para cada persona sin importar la religión que practique.